“No es tanto el sueño…sino la persona en la que te tienes que convertir, para conseguirlo”
– Mario Alonso Puig.
Al inicio de cada año, tenemos una oportunidad perfecta para reflexionar sobre nuestra vida, revisar nuestras metas y objetivos de desarrollo personal y establecer nuevos propósitos para el tiempo que viene.
Este espacio de reflexión puede provocar diversas emociones en ti.
Emocionalmente, podemos experimentar satisfacción y gratitud por cada uno de los logros alcanzados. Puedes ver hacia atrás y descubrir cuánto te has esforzado por aprender, por trabajar, por crecer, por cambiar y transformarte en una mejor versión de ti. Miras tu evolución en el último año y no puedes más que sentirte orgulloso de tus logros. Además, sólo tú y nadie más que tú, conocen el sacrificio que tuviste que hacer para alcanzar cada meta: ¿Trabajaste en nuevos hábitos saludables?, ¿Regresaste a la escuela o la universidad?, ¿Te inscribiste en un curso?, ¿Decidiste emprender un pequeño negocio?, ¿Conseguiste un nuevo empleo?, ¿Hiciste voluntariado por primera vez?, ¿Estas trabajando en mejorar tu salud mental? Recuerda celebrar y agradecer por cada meta alcanzada.
Pero ¿Qué ocurre cuando tenemos metas y propósitos sin cumplir?🤔
Es posible que hacer este balance de año nuevo te cause frustración, quizás notes que algunas de tus metas no se han cumplido y que muchas de ellas, ni siquiera se llegaron a intentar. Es posible que tu autoestima se vea afectada, en especial si tienes pensamientos como: “No soy capaz de lograr lo que me propuse” o “Nunca voy a conseguir mis sueños”.
Por esta razón, queremos darte recomendaciones útiles para elaborar tu lista de buenos propósitos de año bueno, de forma fácil, sencilla, realista y alcanzable.
Propósitos claros y concretos: Los propósitos de nuestra lista deben ser claros y específicos, una lista como “Salud, dinero y amor” realmente no funciona. “Ser feliz” o “ser más exitoso” tampoco son propósitos adecuados. Piensa, ¿Qué significa exactamente “ser feliz” ?, ¿Qué significa “ser exitoso”? La recomendación es escribir propósitos concretos que estén relacionados con la idea que tienes de felicidad, por ejemplo: “Pasar más tiempo de calidad con mi pareja o mis hijos” o “Disfrutar más de mi tiempo libre”. Así que nuestra recomendación es que evites palabras como “felicidad” o “bienestar” y transforma tus anhelos en metas alcanzables:
Convertirme en una persona más saludable, haciendo al menos 30 minutos de ejercicio físico cada día.
Leer 20 minutos todos los días.
Ahorrar un 10% de todos mis ingresos para un fondo de emergencia.
Aprender a cocinar y establecer dietas más nutritivas y satisfactorias para mí y mi familia.
Hacer senderismo al aire libre, al menos una vez cada mes.
Propósitos realistas: si colocas un propósito como: “graduarme de la universidad el próximo año” y estás recién inscrito en la universidad o “ser un millonario” cuando estás empezando un pequeño emprendimiento familiar, sabes de antemano que no importa el esfuerzo que dediques a tu meta, no vas a lograrlo. Las metas deben ser realistas.
Propósitos alcanzables: si tu meta es realista, intenta trazar una fecha para alcanzarla y luego, establece el siguiente objetivo. Tus herramientas claves serán la autodisciplina y el autocontrol.
Establece propósitos con un significado especial para ti: hacer ejercicios es sinónimo de tener salud, bienestar y plenitud. Dedicar tiempo de calidad a tu familia es sinónimo de felicidad. Terminar la universidad significa tu autorrealización personal y profesional. Siempre nos comprometemos más a alcanzar metas que tienen un valor, un significado y un beneficio personal importante.
Finalmente, no olvides ser paciente y celebrar tus pequeños logros. Como dijo Lao Tzu:
“Un viaje de mil millas empieza con el primer paso”.
Para ayudarte mejor en el logro de tus metas, te regalamos dos lindos ejercicios para aplicar a tu vida:
PRIMER EJERCICIO: Para elaborar tus propósitos de año nuevo, es necesario “pasar página” de ciertas situaciones que nos impiden ver a futuro, por ello, traemos una rutina para dejar ir lo que nos agobia: ¿Cuántas veces te has sentido afectado por situaciones del pasado? Es posible que hayas tenido una infancia difícil, que estés triste por algo que consideras una “oportunidad perdida” o por una relación que no salió como lo esperabas. En este punto, puedes elegir quedarte atrapado en este pasado o puedes optar por celebrar el poder de los cambios, de las transformaciones y de la renovación.
Las indicaciones para llevar a cabo este ejercicio son las siguientes: Elige algo a lo que te cueste renunciar, un viejo dolor, un resentimiento, un pensamiento sobre ti mismo que es negativo y destructivo, lo que sea que te agobie en este momento de tu vida. Decide que ha llegado la hora de liberarte de eso. Escribe en un papel la situación que te afecta y repite mentalmente: “quiero liberarme de esto”. concéntrate en tu respiración. Concéntrate en el ir y venir en tus pulmones, del oxígeno que te da la vida. Siente que tu diafragma (parte baja de tus pulmones) se relaje, mientras sube y baja con cada respiración. Imagina que las cosas de tu lista están frente a ti y se alejan con cada respiración. De forma segura, quema o rompe el papel, mientras agradeces la posibilidad de cambiar, de transformarnos y re renovarnos cada vez que lo necesitamos.
SEGUNDO EJERCICIO: Crea tu estrategia para el cambio. Cuando establecemos metas y propósitos que nos transforman para bien, nos enfrentamos al desafío de cambiarnos a nosotros mismos; sin embargo, cambiar es difícil para todos y es completamente normal sentir miedo, incertidumbre y estar alerta. Para empezar tu estrategia de cambio, identifica todas las áreas que quieres transformar en tu vida y realiza preguntas pequeñas y sencillas que te permitan establecer una estrategia sencilla y segura para transitar hacia tus metas, por ejemplo: “¿Puedo liberar 10 minutos de mi tiempo cada día, para hacer algo diferente que me ayude a conseguir mi meta?”, “¿Qué cosa puedo hacer hoy para trabajar en esta meta que tengo?” Y finalmente “¿Qué sería de mi vida, si hubiera empezado a introducir estos pequeños cambios, 10 años atrás?”. Como resultado, tendrás un plan de acciones concretas, pequeñas, puntuales, sencillas, concretas y seguras, que te llevarán a ser cada día, un poco mejor que ayer.
Adaptación de las rutinas exprés para celebrar transiciones, del libro: Punset, E. (2016). El libro de las Pequeñas Revoluciones. Barcelona, España: Editorial Planeta.
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