“El exorcista” es una famosa película de terror estadounidense que se estrenó en 1973. La película relata los trágicos hechos de la posesión diabólica de una adolescente de 12 años, así como del exorcismo al que fue sometida. Esta película de terror es considerada una de las mejores en la historia del cine. Tuvo 10 nominaciones a los premios Oscar y 7 nominaciones para los premios Globo de Oro, sólo por mencionar algunos datos. Sin embargo, el día de su estreno en cines, las personas (que habían hecho largas filas de hasta 5 horas) sufrieron desmayos, crisis de llanto y ataques de pánico.
¿Estas personas realmente fueron víctimas de algo maligno?
La respuesta es NO. Las reacciones de estas personas fueron completamente normales. Ellos sólo sentían miedo, terror y en algunos casos, sufrieron ataques de pánico.
Entonces, ¿Podemos sentir tanto miedo sólo con ver una película?
La respuesta es SÍ. Es posible asustarnos muchísimo con una película. La razón es que nuestro cerebro NO DISTINGUE LA REALIDAD DE LA FICCIÓN. El cerebro actúa de la misma manera frente a un estímulo real o frente a uno imaginario…probemos algo, si te pido imaginar que tienes en la boca una rodaja de limón y la muerdes… ¿Qué sientes? Saborea el limón dentro de tu boca. Como ves, nuestro cerebro reacciona como si dentro de tu boca, realmente hubiera una rodaja de limón.
Lo mismo pasa con las películas de terror. Aunque nuestro cerebro racional sepa que una película no es real, nuestro cerebro emocional reacciona frente al estímulo como si fuera una amenaza verdadera y por eso sentimos tanto miedo al ver una película de terror.
INTERESANTE: Por esta misma razón, cuando haces un ejercicio de relajación, respiras e imaginas un lugar hermoso y seguro, tu cerebro y tu cuerpo realmente se relajan, aunque esta no sea una imagen real, sino producto de la imaginación.
El miedo que sientes es normal y nos podemos decir: “tranquilo, esto es sólo una película” para intentar calmarnos, pero si eso no es suficiente, aquí te dejamos algunas recomendaciones para aprender a manejar el miedo.
1. Aceptemos el miedo como una emoción normal que es parte de la vida. El miedo siempre estará ahí cada vez que veamos una situación potencialmente amenazante o peligrosa. El miedo tiene una función y es actuar para ponernos a salvo, así que no te sientas mal por experimentar miedo. TODAS LAS PERSONAS SIENTEN MIEDO. De hecho, las personas muy valientes sienten mucho temor, pero han aprendido a actuar a pesar de sus miedos. Entonces, el paso 1 para gestionar mejor el miedo, es aceptar que es una emoción con la que vamos a convivir toda nuestra vida.
2. Aceptemos que el miedo no es malo. El miedo es una emoción muy desagradable si, pero es la responsable de que el ser humano realice acciones para su salvaguarda, protección y seguridad. El miedo nos mantiene a salvo, nos obliga a generar espacios seguros, a prevenir enfermedades o accidentes. Se dice que es el miedo la emoción que nos ha mantenido a salvo a lo largo de toda nuestra historia como humanidad. Cuando sientas miedo piensa que es una emoción incómoda, pero está ahí para ayudarte a estar a salvo.
3. Comprende a tu cerebro, él está entrenado para buscar en el entorno estímulos de amenaza. Nuestro cerebro trabaja 24/7 identificando posibles fuentes de amenaza o peligro, para responder adecuadamente a ellas y ponernos a salvo en el momento justo. Para ello, usa todos los sentidos y hace un “escaneo” de nuestro entorno; por eso, la percepción de miedo es mucho más profunda en la oscuridad, porque no podemos ver con claridad todas las variables del entorno, por tanto, creemos que, si hay algo amenazante, no seremos capaces de responder ante ello. Sé comprensivo contigo mismo y recuerda, estás entrenado para identificar peligros y para sentir miedo.
4. Recuerda, sentimos miedo ante cosas que no podemos explicar. Si estamos en una habitación y el viento mueve un cuadro en la pared, no sientes miedo porque eres capaz de encontrar una explicación racional; pero, si el mismo cuadro se cae sin corrientes de viento aparentes, nos da miedo porque no podemos explicar lo qué pasó. Buscar una explicación racional puede ayudar a aliviarte.
5. Desaprende tus miedos. Algo que la psicología ha descubierto es que muchos de nuestros miedos más profundos son aprendidos; por tanto, podemos desaprenderlos. A veces, esto toma un tiempo y un proceso, pero nunca es tarde para empezar a cuestionar qué miedos son reales y qué miedos son aprendidos.
6. Aprende a relajarte. Respira profundo, medita, haz una oración, da una caminata, habla con alguien de confianza, lávate la cara con agua bien fría, escribe sobre tus emociones, aprende de qué forma te resulta más sencillo poderte relajar. El miedo es una emoción intensa, pero al cabo de unos minutos, siempre desaparece.
7. Aprende a enfrentarte a tus miedos, poco a poco y de forma segura. Un ejercicio muy efectivo es elaborar tu escalera para conquistar los miedos. Esta es una técnica que te permite analizar una situación que te asusta y diseñar un plan para superar esa situación. Este ejercicio ha ayudado a muchísimas personas a superar sus miedos. El camino nos debe ofrecer seguridad y confianza. Nunca subimos al siguiente escalón, hasta no sentir que estamos realmente preparados y seguros. Por ejemplo, esta es una escalera diseñada por alguien que le tiene miedo a los perros:
8. Usa el miedo para crecer. Sentir miedo en cualquier situación de la vida, nos obliga a desarrollar valentía y otra serie de habilidades, aprendizajes y capacidades nuevas para enfrentar esa situación con éxito. Reflexiona sobre tus miedos y sobre todos los aprendizajes que han adquirido a partir de ellos. Esto te motivará y te ayudará a ver el miedo, no como una amenaza, sino como una oportunidad para crecer y ser cada día, mejor persona.
9.Busca ayuda profesional si es necesario. A veces el miedo se convierte en un problema en la vida diaria y nos impide tener una vida plena y satisfactoria. Si sientes que tus miedos afectan por completo tu bienestar, quizás sea el momento de buscar ayuda de un profesional.
Recuerda, su salud mental importa.
No hay salud sin salud mental.
La salud mental, es mucho más que la ausencia de un trastorno mental o psicológico.
La salud mental es bienestar integral.
La salud mental es un derecho humano indispensable para una vida digna.
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