Yo no tenía la mentalidad de llegar a donde estoy ahora, siempre fui una persona tímida y sin confianza, no creía que había oportunidades para nosotros los jóvenes. Día a día enfrentamos muchas dificultades y no siempre se pueden alcanzar las metas que nos trazamos, simplemente porque es difícil.
Cuando me enteré del programa, estaba en la casa de mis abuelos, recibí una llamada por parte de las autoridades locales de mi comunidad, me fui corriendo y acepté el reto. Pensé que era algo positivo y, aunque no estaba completamente seguro, quise darle una oportunidad.
Durante el proceso como participante de la cohorte I, me fui mentalizando “yo quiero ser como mi gestor”. Traté de dar lo mejor de mí y eso me dio un impulso para estar acá y lograr cambios grandes en mi vida, por ejemplo, este año inicié la universidad, estoy estudiando Pedagogía.
Con los talleres que recibí en la Fase III, tuve una idea más clara de cómo mejorar la presentación de mi currículum. Fue entonces cuando se abrió la convocatoria de gestor juvenil en Malacatán y decidí aplicar con mi nuevo currículum. Un día, recibí la llamada que por mucho tiempo esperé, pero no creía que llegaría. Me dijeron que el trabajo era mío, fue una gran noticia, porque el impacto que esta experiencia tiene y tendrá en mi vida será invaluable. Ahora puedo incidir positivamente en la vida de jóvenes de mi comunidad y puedo decir que sí hay oportunidades, aunque el camino se vea complicado, siempre se puede si uno así lo quiere.
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